Es
desolador atravesar Castilla La Mancha y encontrarse a cada trecho de camino
con un remolque cargado de galgos apretujados, en una espacio minúsculo donde
apenas pueden moverse, dispuestos a salir de caza y obedecer a sus amos como si
en ello les fuera la vida. Y tanto que les va .
El
pasado viernes daban la noticia de que una galga había aparecido abatida en la
puerta del albergue de animales de Albacete. La habían ahorcado, sacado el
microchip de cuajo y metido yo no sé cuántos perdigonazos en el cuerpo, y sabe
dios a que torturas más la habían sometido. Esto tiene una explicación, la
denuncia del masivo abandono de galgos por cazadores de Castilla La Mancha, de
noviembre a mayo, que “El Arca de Noé” ha hecho público. Han recogido 185
galgos maltratados y la respuesta de los cazadores no se ha hecho esperar. Para muestra, un botón.
Esta
práctica ilegal que se viene sucediendo cada año en temporada de caza se viene
denunciando por la vía legal por varias asociaciones protectoras de los
animales como Sos Galgos, Anda, El Refugio, Pacma, Cacma…donde en sus
respectivos informes avisan de la gravedad de la situación: 60.000 galgos son maltratados cada año en nuestro país. Sin embargo, la
burocracia es lenta, nuestros gobernantes demasiado manipulables y la justicia
pecaminosa.
Europa
ya ha pedido explicaciones a España por el trato que reciben los galgos a mano de
los cazadores. Con documentos donde se acredita caso a caso la situación
actual de estos animales: quemados vivos, rociados con ácido, ahorcados,
tirados vivos a pozos…cuando no sirven para cazar, este es el destino que les
espera.
Parece
que estamos condenados a que se repita continuamente la escena de la película
“The Beach” donde el paraíso y la felicidad eterna siempre está supeditada a
aprender a mirar hacia otro lado…por supuesto pasando por encima del
sufrimiento y la muerte de los demás.
