Hace unos días mi amigo parroquiano Calleja me dejó un mensaje en el blog con una llamada para salvar al Demonio de Tasmania. Aunque en esta ocasión la invasión atroz del hombre no es la causa del mal que sufre esta especie, la enfermedad que los ataca quizás pueda vencerse con nuestra ayuda, la del hombre y la de la propia naturaleza.
Lo cierto es que desde 1996 su extinción parece más cerca porque padecen un tumor infeccioso denominado “Enfermedad del Tumor Facial del Diablo”, un mal que ya se ha llevado a más del 90% de estos animales. El cáncer destroza la boca del animal llenándola con tumores que hacen imposible que el animal coma. Entre tres y seis meses el “demonio” enfermo muere de hambre. Se contagian unos a otros, con sus propios mordiscos.
No existe cura ni vacuna pero sí una posible solución, aislar a los ejemplares sanos hasta que la infección pase y puedan devolverse a su entorno natural sin peligro alguno. Para este salvamento se han creado unos santuarios en Australia que albergarán a unos 1.000 “demonios” , hasta aquí todo perfecto, el problema es que solo tienen dinero para la primera parte del proyecto. El gobierno y la propia población juegan aquí un importante papel.
Este viejo marsupial carnívoro con fama de mal carácter y existente solo en la Isla de Tasmania está ya incluido en la lista de animales en peligro de extinción. Esperemos que su recuperación no tenga que ser cuestionada.
