Ayer me dormí con un sinsabor en la boca y hoy me he levantado un tanto de lo mismo. Aún a mis años sigo sin comprender como existen tantos cobardes en el mundo que puedan maltratar a un animal hasta la saciedad de verlo morir.
En nuestro país, bajo el amparo de la palabra "cultura", se continúan permitiendo estas atrocidades, estos festejos que distan mucho de tener algo de lo que se pueda aprender. Muchos pueblos siguen gobernados por aquel que tiene el bastón y el cortijo a su mando pero sin lugar a dudas, no el intelecto ni la sensibilidad para educar a un pueblo. Lamentablemente Andalucía está a la cabeza de estos municipios malpensantes que siguen recibiendo subvenciones públicas del gobierno central y autónomo para seguir celebrando estos espectáculos de gladiadores. Puro negocio, pero de cifras ya hablaremos más adelante porque hay mucho que decir.
Afortunadamente hay asociaciones animalistas que no se dan un punto en la lengua y llevan esta crueldad a la denuncia legal. Cacma, Colectivo Andaluz contra el Maltrato Animal, lo ha hecho público.
A pesar de que seguimos viajando hacia una vanguardia desnutrida y descalcificada por un tiempo que parece que corre hacia atrás, hay gente que lucha en la sombra para que cambien las cosas.
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